Os dejo esta noticia a ver si entre todos nos concienciamos un poco de que cada vez hay más personas que sufren alguna intolerancia alimentaria, a ver si poco a poco conseguimos que mejore la situación.
En un 25% de los casos creen que no se etiquetan bien los productos y que la hostelería aún no está bien preparada.
Las personas alérgicas o intolerantes a alimentos expresan desconfianza e inseguridad a la hora de hacer la compra o comer fuera de casa ya que uno de cada cuatro opina que los productos no están bien etiquetados y más de la mitad cree que los establecimientos de hostelería no toman las precauciones adecuadas, según un estudio de Eroski.
Esta encuesta, para la que se ha entrevistado a en las últimas semanas a más de 1.100 personas de 17 comunidades autónomas que sufrían una o ambas dolencias o que tenían a su cargo a familiares que las padecían, revela que uno de cada cinco siente que habitualmente no puede hacer la compra con total seguridad en cualquier establecimiento y un 37% solo a veces. Es más, uno de cada cuatro piensa que los productos nunca se etiquetan de manera adecuada.
Además, el 90% de los encuestados alerta de que el carro de la compra de un alérgico e intolerante alimentario es más caro que el de una persona sin estas enfermedades. Concretamente, piensan que es un 46% más caro que para el resto de la población.
Y, en esta misma línea, para tres de cada cinco encuestados salir a comer fuera supone un riesgo para su salud. Más de la mitad de los encuestados opina que en hostelería nunca se toman las precauciones necesarias: avisar sobre la posible presencia de alérgenos en los platos, detallar al máximo los ingredientes en sus cartas y menús, evitar la contaminación cruzada en el almacenamiento y manipulación de los productos, y disponer de útiles de trabajo exclusivos para los menús infantiles. De ahí que exijan más formación en el ámbito de la hostelería en materia de alergias e intolerancias alimentarias.
Ante esta situación, dos de cada tres entrevistados aseguran que su dolencia les condiciona a la hora de comer fuera de casa. Incluso tres de cada cinco creen que hacerlo supone un riesgo para su salud, en especial a los menores de 10 años (es así para los tutores del 94% de ellos). En este sentido, hay diferencias entre los alérgicos e intolerantes: un 69% de los primeros siente que está en riesgo, mientras que entre los intolerantes la proporción baja un poco y es del 54%.
Esta encuesta, para la que se ha entrevistado a en las últimas semanas a más de 1.100 personas de 17 comunidades autónomas que sufrían una o ambas dolencias o que tenían a su cargo a familiares que las padecían, revela que uno de cada cinco siente que habitualmente no puede hacer la compra con total seguridad en cualquier establecimiento y un 37% solo a veces. Es más, uno de cada cuatro piensa que los productos nunca se etiquetan de manera adecuada.
Además, el 90% de los encuestados alerta de que el carro de la compra de un alérgico e intolerante alimentario es más caro que el de una persona sin estas enfermedades. Concretamente, piensan que es un 46% más caro que para el resto de la población.
Y, en esta misma línea, para tres de cada cinco encuestados salir a comer fuera supone un riesgo para su salud. Más de la mitad de los encuestados opina que en hostelería nunca se toman las precauciones necesarias: avisar sobre la posible presencia de alérgenos en los platos, detallar al máximo los ingredientes en sus cartas y menús, evitar la contaminación cruzada en el almacenamiento y manipulación de los productos, y disponer de útiles de trabajo exclusivos para los menús infantiles. De ahí que exijan más formación en el ámbito de la hostelería en materia de alergias e intolerancias alimentarias.
Ante esta situación, dos de cada tres entrevistados aseguran que su dolencia les condiciona a la hora de comer fuera de casa. Incluso tres de cada cinco creen que hacerlo supone un riesgo para su salud, en especial a los menores de 10 años (es así para los tutores del 94% de ellos). En este sentido, hay diferencias entre los alérgicos e intolerantes: un 69% de los primeros siente que está en riesgo, mientras que entre los intolerantes la proporción baja un poco y es del 54%.
Fuente: Diario de Almería
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